domingo, 29 de diciembre de 2019

Historias e historietas


Desde siempre me gustan las historietas.  Las de la última hoja del diario, las revistas de El Pato Donald, las de otras revistas… En el Billiken venía El Mono Relojero, que era más fácil de seguir que la de Tin Tin… En el Anteojito, la de Pelopincho y Cachirula, que se completaba (en mi mente) con la receta ilustrada de Blanca Cotta… Las revistas de Patoruzú, Patoruzito, Isidoro e Isidorito circulaban mucho, eran baratas y clásicos para todas las edades.
Estaba por ese tiempo Mafalda, pero no era tan accesible para mí, aunque ahora la leo y veo que mi portaforlio y  guardapolvo de primer grado ¡eran exactamente como los de ella!
Una mamá me dice:   Nos pidió que le compremos toda la serie de Mayor y Menor”.  ”En casa leemos, pero con esto descubrimos un mundo nuevo, el de las historietas”.
“Encontré a la nena a las tres de la mañana, con la luz prendida, leyendo historietas.
Las historietas son mágicas, abren infinidad de puertas y gustan a casi cualquier edad.  Y hay increíbles ilustradores y guionistas que producen cantidad y calidad.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Degustación de libros




Como si fuese un restaurante, podemos tomarnos un tiempo para “degustar” los libros.  Luego de explorar, compartir avances, reseñas y fragmentos, la lista de nuestras preferencias de lectura va a crecer muchísimo.
Una propuesta divertida es preparar las mesas con decoraciones, manteles y libros agrupados para que chicas y chicos recorran durante algunos minutos.  Pasar de una sección a otra luego de oír el sonido de una campanita, con una hoja para tomar nota de los títulos que “saboreamos” y vamos a leer más adelante es una forma dinámica de presentar la colección de la Biblioteca y las nuevas adquisiciones.  Por ejemplo, una mesa dedicada a la poesía, otra a las novelas gráficas, otra a la narrativa y otra a los libros de ciencias e informativos.
La presentación puede parecerse mucho a un restaurante y la recepción lo hace más divertido.
Con esto se puede iniciar el año de préstamo o volver a hacer cuando hayan llegado libros nuevos.  Se presentan rápidamente y a la vez gran cantidad.  También se puede aprovechar para varios grupos una vez armado el “restaurante”.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Tenemos “living”


Los protagonistas de este rincón son los muñecos.  A todos les encantan y esos bancos-baúl se vuelven un lugar tierno.  Dan ganas de sentarse y leer. Si hace frío, hasta de taparse con la manta tejida.  Una caja de plástico sirve de mesita ratona.
Los baúles son lugares de guardado de libros repetidos, ejemplares de los que se prestan al aula, o materiales de sólo se usan en una época del año.
Casi todos estos peluches tienen un historia: son personajes de libros o han sido peluches viajeros del proyecto “Ositos de peluche”

¡Importante: llevar periódicamente la manta y los muñecos al lavarropas!

jueves, 19 de diciembre de 2019

Animales de cuento


Los personajes que “viven” en la literatura, a veces salen del libro.  Casi siempre son animales, claro, es difícil tenerlos quietos…
Con un poco de lana, un amigurumi en forma de perrito se convierte el Diminuto. O un león, en el encantador León de Biblioteca, que siempre se sienta bien para escuchar los cuentos y ayuda a mantener la biblioteca en orden.
Dailan Kifki de papel o cualquier otro personaje, en especial de peluche o tejido, se vuelve un intermediario lleno de ternura que da ganas de leer la historia.
En tiempos multipantallas, volver a los muñecos tangibles, cálidos, hechos a mano nos acerca a lo verdaderamente humano.
Se pueden conseguir peluches comprados que se vuelvan personajes de cuento, aunque creo que es mejor que sean hechos especialmente de tela o lana.  Y si son comprados, habrá que darles un toque personal, así se “humanizan” y se hacen parte de la “familia”.
Es asombroso ver cómo siguen apegados de alguna manera a esos personajes.  Más aún, si han pasado por el proyecto de grado con su “Osito de peluche” en algún grado.

martes, 3 de diciembre de 2019

Origami II - "Makerspaces"


En la Biblioteca, los que vienen a plegar papel muchas veces lo hacen para aislarse.  O para quedarse en silencio en medio del patio ruidoso.
Una de las reglas que tenemos es que hay que compartir lo que aprendimos.   Si aprendieron a hacer algún plegado solos o con ayuda, luego cuando alguien más quiere hacerlos, hay que ayudar y explicar.  Hay que compartir saberes, papeles y, claro, charlas y amistad.
El otro día, una maestra mandó en el recreo a varios peques que suelen ser muy inquietos y terminan peleando muy seguido.  Entonces corté “papeles musicales”, que son fotocopias en desuso de partituras.  Y en un ratito, plegaron los veinticuatro barquitos.  Algunos lo sabían, otros aprendieron ahí mismo.
No quedó demasiado prolijo este “kusudama”, pero es un lindo comienzo para hace cosas en grupo y ver pronto los resultados.